Hoy 24 de Julio, día de la conciencia marítima de Colombia, fecha insigne en cuyo cobijo la Armada Nacional signó para la Patria la defensa de sus mares, cobra como nunca especial vigencia el asombro del explorador y humanista Alexander Humboldt, al consignar en sus volúmenes de travesía que: “esta tarima azul por excelencia que es la Nueva Granada, como puerta al sur de América no pudo ser más privilegiada … cómo explicarle al viajero que por impoluto designio, sendas aguas la bordean y en esto que me propongo explorar, no deja de maravillarme que su destino esté unido a estos dos mares por lo que muchos vendrán a extasiarse”.
En efecto, el azul que el Pabellón ondea como franja media, sella en nuestro suelo el mar grande e inmenso, egregio lecho por donde las naves transitan, cual retrato del Rey David ante la obra del Creador. Este azul de aguas bravías, otrora hogar del héroe incomprendido de los mares, el Almirante José Prudencio Padilla quien como su guardián constante, prisionero en la batalla de Trafalgar por los ingleses, avizorara que tras el color de cielo, sería la bandera de los mares la que proclamara el señorío de las aguas territoriales y las millas náuticas colombianas.
De manera que el mástil en el que ondea el Pabellón Nacional a partir de hoy, se erigirá raudo al proclamar el color azul como un símbolo que eleva sobre el horizonte, los 928.660 kilómetros cuadrados de aguas continentales y riqueza hídrica porque al igual que el manifiesto histórico que constituye la excelsa entrega del Almirante Padilla, ese azul trasciende lo que el hombre de mar en su proyecto de nación, quiso con denodado empeño que cada habitante de todos los rincones de la Patria entendiéramos: que la bandera de los mares de Colombia más que un estandarte, es un cometido del que ninguno de nosotros puede sustraerse.
Por esto, ante la vastedad de la tarima azul con que el Barón de Humboldt describió nuestra joya costera, hoy 24 de Julio consagramos la franja azul del símbolo patrio, como formal Proclamación de la Bandera de los Mares para que desde La Guajira hasta el Amazonas, se enarbole la tarea visionaria que entraña la preservación del legado marítimo de nuestros titanes de carne y hueso, los navieros naturales que unidos al poeta también entonan:
“Si este hombre al mar se acercara sin aturdir sus ballenas, y de aquel milenario radar asumiera la misma lengua”
